Filosofía de Marcelo Bielsa

Sobre el movimiento

“Yo siempre les digo a los muchachos que el fútbol para nosotros es movimiento, desplazamiento. Que hay que estar siempre corriendo. A cualquier jugador, y en cualquier circunstancia, le encuentro un motivo para estar corriendo. En el fútbol no existe circunstancia alguna, escúchame bien, no existe motivo alguno para que un jugador esté parado en la cancha. (…) Yo soy docente, profesor de educación física.

Fui un futbolista frustrado y fracasado. Tras jugar cuatro o cinco partidos en la primera de Newell’s me di cuenta de que no podía ser futbolista de nivel. Me propuse entonces ser un entrenador de nivel. Y para lograrlo comprendí que el primer paso era convertirme en un especialista de la educación física, porque esa es la especialidad que se ocupa del movimiento del cuerpo humano. Sabía que en ese aspecto radicaba todo el secreto del fútbol. No tengo ninguna aspiración docente, porque no me interesa nada de la educación física que no sea estar mejor preparado para formar futbolistas. Estudié cinco años de fisiología para entender la conducta del cuerpo, desde la óptica de la medicina”.

Sobre la mecanización

“El futbolista, como todo ser humano enfrentado a la alta competencia, tiene lo que llamamos temor escénico. ¿Y cómo se neutraliza? Con la mecanización, haciendo algo que está preestablecido, practicado muchas veces, con un mínimo margen de error. La responsabilidad del fracaso ya no es del jugador porque, claro, lo practicamos mil veces en la semana y no resultó. ¿De quién es la culpa? Del entrenador, de los ejecutantes y, en el fondo, de nadie. No salió sencillamente. Por eso yo odio la mecanización, porque elimina responsabilidades. Yo quiero equipos ordenados, y no mecanizados, donde se respeten algunas posiciones y donde, escucha bien porque éste es uno de los grandes secretos del fútbol, podamos desmarcarnos y luego volver rápidamente a marcar”.

La importancia del grupo de trabajo como fuente de la duda calificada: Bielsa comento que cuando él quería evaluar la confiabilidad de un miembro de su equipo de trabajo lo consultaba sobre algún tema donde él tuviera una respuesta basada en un saber construido de manera de poder comprar aquel conocimiento con el saber espontaneo. Por ejemplo, cuando consultaba por un jugador lo hacía luego de construir un saber de este en base a su seguimiento y la observación de sus actuaciones de manera de poder comparar sus apreciaciones con un conocimiento más espontaneo pero igualmente calificado. Esto hace referencia a lo importante que es para Bielsa el poder comprar posiciones sin influir al interlocutor, eso es, poder debatir sin intentar convencer, con el objetivo de conseguir un disenso que para él es muy valioso, ya que constituye una mirada alternativa igualmente calificada sobre un tema en específico.

De igual forma destacó como dentro de un equipo de trabajo es necesario solicitar solo aquellas tareas que tengan importancia, de manera que los trabajadores puedan apreciar que su esfuerzo es relevante para el trabajo del equipo como un conjunto. Este punto fue central, ya que Bielsa recalcó que pese a que cada miembro del equipo tiene labores especificas, su opinión y el estado de ánimo que estas crean influyen en las labores de todos por igual.

ABC DE BIELSA. Oscar Hernán Gil.

Bielsa está constantemente en la búsqueda del perfeccionamiento técnico y táctico. En detectar el talento en un jugador normal (los buenos y los malos son fácil de detectar). Su consigna: atacar por más tiempo que defender. Tratar de poseer el balón por más tiempo que el oponente. El fútbol moderno según sus palabras es: ágil, cambiante, sorpresivo y dinámico. Presión constante sobre el balón para la recuperación rápida. Jugar lo máximo posible en el campo rival. Valorar más el orden que la improvisación. Proponer el partido para obtener la victoria. Jugar con cambios de ritmos permanentes y en ataque. Desarrollar las condiciones físicas, técnicas y tácticas del jugador, acercándolo a su máximo potencial.

Éxito y felicidad no son sinónimos. Jugar un futbol urgente y ansioso. Jugar bien para ganar. Saber que es jugar mal para intentar mejorar desde allí. El futbol no es una cuestión matemática. Tener cuidado con agrupar muchos jugadores al ataque, para evitar la reducción de espacios a favor del rival. Para conseguir el éxito es inevitable el sufrimiento y la humildad. Flexibilidad táctica para organizar las líneas de acuerdo con las exigencias del planteo del rival en el momento de la recuperación. Los elogios en el fútbol son hipócritas. No permitir nunca que el fracaso deteriore la autoestima. Cuando se gana el mensaje de admiración confunde y deforma.

Cuando se pierde hay una tendencia al desprestigio y ofensa. En un partido de futbol se puede ganar, perder o empatar, lo Importante es la nobleza de los recursos utilizados. No preparar nunca el equipo para la espera. No plantear el ataque basado en el contragolpe. El contragolpe hay que protagonizarlo, no cederlo. Un gran equipo es el que no se condiciona por el rival.

Lo fundamental en el futbol es ocupar bien la cancha por medio de un equipo corto que tenga a su defensa y delantera separados por no más de 25 metros y que no tengamos gente en la defensa ocupada en la marca de alguien inexistente. Reconstruir la sensación del futbol del barrio: jugar contra los rivales que le teníamos bronca sin importarnos el lugar, la hora la cancha, el clima, etc. Ocupación de los costados en superioridad numérica, porque es allí donde surgen la mayor cantidad de situaciones de peligro. Si uno quiere un equipo protagonista, debe de tener por lo menos 2 jugadores por cada costado de la cancha.

El objetivo de que la pelota vaya por las puntas es que haya desborde o centro intencionado. El desborde al ser bloqueado, permite la posibilidad de que haya pase hacia atrás. Los momentos de mi vida en los que yo he crecido tienen que ver con los fracasos. Los momentos de mi vida en los que yo he empeorado, tienen que ver con el éxito. El éxito es deformante, relaja, engaña, nos vuelve peor, nos ayuda a enamorarnos excesivamente de nosotros mismos. El fracaso es formativo, nos vuelve sólidos, nos acerca a las convicciones, nos vuelve coherentes.