Rubens Valenzuela, Preparación Física en el Fútbol Entrenamiento deportivo, artículos sobre preparación física en el fútbol, trabajos prácticos.
La semana pasada la FIFA decidió qué países albergarían los Mundiales de los años 2018 y 2022 —el de 2014 será, recordemos, en Brasil—. La primera reacción por nuestra parte fue la de lamentarnos por el hecho de que la Candidatura Ibérica, que partía como una de las favoritas, se quedara sin Mundial en favor de Rusia y Qatar. Pero habiendo dejado unos días para reposar los pensamientos, creo que debemos reflexionar sobre dos hechos que tienen mucha miga.
El primero se refiere al Presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar, un individuo que lleva gobernando a su capricho el fútbol español sin que ni los clubes ni los políticos hayan sido capaces de acotar su poder —el último, Jaime Lissaveztky, Secretario de Estado para el Deporte, que tras mucho prometer, se acabó bajando los pantalones con la fecha de las últimas elecciones federativas—. A lo tonto, a lo tonto, Villar ha sido capaz de escalar hasta el punto de convertirse en vicepresidente de los dos organismos más poderosos del fútbol, la FIFA y la UEFA. Iluso de mí, llegué a pensar que alimentar a un parásito como Villar nos podría servir, al menos, para acabar teniendo un Mundial en España, para regocijo de su ego y felicidad popular.
Sin embargo, llegada la hora de la verdad y después de que la prensa inglesa haya destapado un escándalo de compra-venta de votos en anteriores decisiones, Villar vio cómo le burlaron el Mundial delante de sus narices. Claro que el primero en ponerse en ridículo fue él mismo, con una presentación llena de errores, realizada con una actitud entre pasota y sobrado —sin olvidar que sigue sin ser capaz de pronunciar correctamente la palabra fútbol, como queriendo elevar el error a marca personal—. Viendo su comportamiento parecía que tenía todo bien atado y que la presentación no era más que un mero trámite. Pero al final, nada de nada. España tendrá que esperar al menos dieciocho años para albergar un Mundial así que ya podemos prepararnos: Mr. Fúrgol querrá manejar el cotarro otros veinte años…
La otra conclusión que saco de la decisión de la FIFA es la que anticipo en el titular: el petrodólar ha comprado el fútbol. Habiendo dos candidaturas como la inglesa y la ibérica no puedo hacer otra cosa que preguntarme por qué se lo han ganado Rusia y Qatar. Lo de Rusia me parece más justificable: es un país con una larga tradición futbolística y es una potencia mundial que, aunque sea a costa de una población empobrecida, está resurgiendo económicamente, lo cual nos lleva al típico argumento de que a la FIFA le gusta darle el Mundial a economías emergentes para darle un empujón gracias al fútbol —argumento que nunca he acabado ni de entender ni de creerme—.
Mientras que a España y Portugal le sobran estadios ya construidos que sólo necesitarían las reformas oportunas para celebrar un Mundial, Rusia sólo tiene un campo totalmente adaptado a las exigencias —el Olímpico Luzhnikí de Moscú—, por lo que deberán de invertir mucho dinero en la construcción de casi todas las sedes. Pero bueno, los rusos supieron ganarse la confianza de los miembros de la FIFA prometiendo medidas en favor de los futuros turistas-espectadores, como es la gratuidad del transporte si tienes una entrada para ver un partido en la ciudad de destino.
Pero lo que ya clama al cielo es el asunto de darle el Mundial a Qatar. Sólo tienen tres estadios construidos y su red de comunicaciones está lejos de ser aceptable para recibir a millones de personas. Ambas circunstancias son totalmente lógicas si pensamos que estamos hablando de un país cuya población no llega al millón y medio de habitantes, algo así como el área metropolitana de Sevilla. Su plan es reformar los tres estadios que tienen y construir desde cero otros nueve, situando diez de ellos en un radio de 30 km alrededor de la capital, Doha. ¿Y que harán con tantos estadios tras el Mundial? Pues derribar la mayoría, pues un millón y medio de personas no necesitan doce estadios para nada…
Y yo me pregunto es ¿qué cultura futbolística tiene Qatar? ¿alguien conoce el nombre de un solo jugador de dicho emirato? ¿Sabe alguien el nombre de un equipo de la liga Qatar? Difícilmente: nunca han participado en un Mundial y su máximo logro deportivo es llegar una vez a cuartos de final de la Copa Asiática… Y o avanzan mucho de repente o debutarán en la Copa del Mundo cuando ellos mismos la organicen, algo que nunca se ha dado en la historia de los Mundiales.
Mi pronóstico está claro: de un modo u otro, Qatar ha comprado un Mundial. Entre unas pocas decenas de estómagos agradecidos se han llevado el Mundial a Oriente Medio en lo que seguramente supondrá una de las mayores negocios de blanqueo de dinero que tendremos el honor de contemplar en nuestra vida. Porque en esta operación los qatarís no son la única parte interesada, ni mucho menos: en este caso, a saber cuántos europeos se llenarán los bolsillos con la operación Qatar 2022…
BRUNO SANXURXO
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