Daniel García Vallejo. (APF)
Rubens Valenzuela. (PF)
Para qué nos sirven estos datos, qué es lo que nos aportan, que es lo que nos cuentan del juego, como y quien mide estos datos, de que calidad son y qué funcionalidad puedo darle a esta información.
La recopilación de datos es solo una parte del proceso de análisis para los equipos de élite, y las métricas específicas de los atletas que se recopilan deben evaluarse y comunicarse utilizando un contexto basado en el juego o el entrenamiento.
Me pareció bueno este informa de hace ya unos años pero que resume algunas de las ideas que hoy tenemos cuando analizamos los datos que nos dan las diferentes tecnologías al servicio del fútbol.
No confundir lo importante con lo medible.
A más datos más confusión.
No sobre analizar el juego, no aumentar la importancia de los detalles, convirtiendo lo esencial en secundario.
Si un dato no facilita las cosas, las entorpece.
Nosotros comparamos datos con nosotros mismos, promedio de la temporada presente y de la temporada pasada, por puestos, en altura o llano, etc.
Escuchaba y veía una conferencia haciendo alusión al rendimiento de sus jugadores como si fueran propios, generalmente los publican si son positivos y los ocultan si son negativos.
Nosotros no recorremos nada, son los jugadores los que nos dan los datos y de ser muy buenos el merito es de ellos.
Porque…
¿De qué sirve registrar el número de pases realizados si desconocemos las zonas donde se produjeron y los efectos que provocaron?
¿En qué medida puede hablar bien de nuestro trabajo el número de goles recibidos o marcados por nuestro equipo si no lo relacionamos con el total de ocasiones concedidas o generadas?
¿Para qué obsesionarse con porcentajes de posesión si no somos capaces de conseguir superar líneas y amenazar a nuestros rivales?
¿Hasta cuándo seguiremos sacando pecho porque nuestro equipo corre más que los demás, ajenos al cuándo, al cómo y al dónde sobre los que esos metros se debieron sustentar?
Correr a alta intensidad parece que explica el ganar un duelo, pero no el estar mejor posicionado en la clasificación general.
¿No será que hay equipos con tan buenos jugadores que necesiten correr menos para ganar más partidos?
¿No será que hay modelos de juego que exigen correr a más intensidad que otros?
Si lo técnico táctico tiene más relevancia en la clasificación que lo físico… ¿quién se atreve a reducir este juego a correr mucho?
La escasa correlación existente entre correr mucho (en términos absolutos) y estar mejor clasificado al final de temporada, derrumbando de este modo las concepciones lineales de pensamiento que sin el grado de perspectiva adecuado nos habrían hecho apostar justamente lo contrario.
Como una observación nuestro peor partido en cuanto a recorridos fue en la jornada uno del torneo pasado y ganamos 5 a 1. Casi el mejor fue en la fecha 2 de este torneo y perdimos 4 a 0. Existe escasa relación.
Queda claro que recorrer muchos metros durante el partido no es sinónimo de estar mejor clasificado.
La variable “correr a alta intensidad”, por su mayor relevancia en las acciones críticas del juego podría ser un marcador más sensible que los metros totales a la hora de determinar el éxito deportivo.
Existe sin embargo algunas correlaciones:
– Correlación entre metros recorridos a alta intensidad (>24km/h) y clasificación final en la liga.
– Correlación entre metros recorridos a alta intensidad y resultado de duelos entre equipos.
La conclusión de que, en contra de lo esperado, los 5 últimos equipos clasificados corren más metros a alta intensidad que los 5 de mitad de la tabla y los 5 de cabeza.
Una explicación a este fenómeno podríamos encontrarla que los equipos tienden a correr más metros a alta intensidad contra rivales de superior nivel o clasificación.
No se encuentra diferencia significativa entre los metros recorridos a alta intensidad por los equipos de arriba y los equipos de abajo.
Podemos comprobar una tendencia estadística que atribuye mejores resultados durante los partidos a aquellos equipos que más corren a alta intensidad.
Los jugadores durante un partido de fútbol recorren una distancia media de 118.84 ± 10.61 m·min-1, de los cuales, del 1.61% de esa distancia se recorre a muy alta velocidad.
Los jugadores delanteros e interiores, son los que mostraron más exigencia física en los sprint a muy alta velocidad en un partido de fútbol, en comparación con el resto de puestos específicos. En el caso contrario están los centrocampistas, que son los que realizan menores distancias en sprint a muy alta velocidad.
Medida la intensidad en parámetros internos, como es la Frecuencia Cardiaca, un futbolista suele alcanzar unas medias de intensidades máximas del 97.12 ± 1.89% de su FCMax, y son los jugadores interiores los que mayores valores de la misma obtienen.
De todos los sprint a muy alta velocidad (>23 km·h-1) que desempeña un jugador de fútbol en un partido, las que mayor número de veces se repiten tiene una duración de 1 s y 2 s., y a medida que aumenta la duración de esas acciones, desciende el número de las mismas, por lo que podemos considerar que en el fútbol actual no es necesario mantener la velocidad máxima, pero si desarrollarla en breves espacios de tiempo.
En un partido de fútbol se perpetran más sprint a muy alta velocidad (>23 km/h) que, durante toda una semana de entrenamiento, sin embargo, en las de 5 s., pese a ser muy esporádicas veces su ocurrencia, en los entrenamientos se realizan más veces que en los partidos.
Cuando un futbolista realiza una acción de muy alta velocidad compitiendo y entrenando, las distancias que recorren en cada una de estas situaciones son similares. Por lo que la diferencia no está en la acción en sí, sino en el número de veces que ha de desarrollar estas situaciones los jugadores en los encuentros de competición.
La velocidad máxima que alcanza un jugador en una acción durante la competición es similar a la que alcanza en una situación similar en los entrenamientos. En la misma línea que la anterior conclusión, un futbolista está en la misma capacidad para poder desarrollar su máxima velocidad compitiendo y entrenando.
Con los datos que se aportan en nuestro estudio sobre las de las deficiencias que hay entre partidos de competición y los entrenamientos para desarrollar acciones de muy alta velocidad en los futbolistas, podemos cuestionar las tareas de entrenamientos propuestas en la actualidad, basadas en una metodología global y donde los espacios ocupan un papel destacado en las sesiones de entrenamientos, pero que no son las más eficientes para conseguir los estímulos necesarios que demanda un futbolista para desarrollar el número de veces que necesita un jugador ejercitarse en sprint de muy alta velocidad durante un partido de fútbol.
Revisiones realizadas señalan que la posesión de balón, la precisión y el número de intentos en el tiro a portería, así como la precisión de los pases han sido catalogadas como acciones clave al analizar el rendimiento. En cuanto a la posesión del balón, introducen una variable fundamental para diferenciar a aquellos equipos más exitosos de los que no lo son, la zona en la que se produce la posesión y la intencionalidad en la misma, siendo más largas y en zonas avanzadas del campo para los equipos más exitosos.
La clave es trabajar, entender y contextualizar el dato, entenderlo como un complemento y no pensar que vaya a apartar la subjetividad en la toma de decisiones. “Nunca voy a firmar a un jugador sólo por los datos, y nunca voy a dejar de firmar a un jugador sin revisar antes sus datos”.
Nunca voy a entrenar un jugador solo por sus datos y nunca voy a dejar sin revisar los datos para su entrenamiento.