La excusa del fracaso

Están los que ganan y los que tienen una excusa para perder.

Desde que se inventaron las excusas se terminaron los fallos.

Se más fuerte que tus excusas.

Tenemos que llenar nuestros entrenamientos de contenidos, nuestros partidos de iniciativa y rendimientos, llena tus días de acciones y soluciones y no de pretextos y excusas.

Las excusas son una forma cómoda de eludir nuestras responsabilidades y justificar nuestros resultados.

• Me ha botado mal la pelota.
• De suplente no rindo.
• Me falta ritmo de partido.
• No juego en mi puesto.
• Yo no arme este plantel
• No realice la pretemporada.
• La cancha no ayudaba.
• Fuimos con un equipo dos años más chicos.
• No estamos acostumbrados a jugar con sol.
• Se metieron muy atrás.
• La más común, el árbitro o ahora el VAR.

Bonucci: Un jugador de la Juventus no debe tener excusas, la presión está sobre nosotros.

Cuando perdí mis excusas encontré mejores resultados.

Jornada tras jornada, veo como entrenadores, jugadores, directivos y un largo etc., justifican sus derrotas o malas posiciones en la tabla clasificatoria por motivos ajenos a ellos, sin hacer la autocrítica necesaria para seguir creciendo.

La liga española, por ejemplo, se disputa durante treinta y ocho jornadas, diecinueve como local y diecinueve como visitante, por lo tanto, los equipos tienen tres mil cuatrocientos veinte minutos para demostrar quién es el mejor durante esa temporada.

Es verdad que buscar excusas es casi una característica intrínseca a nuestra naturaleza, pero no por ello deberíamos sentirnos orgullosos al respecto.

Incluso utilizamos excusas para no llegar en fecha a la pretemporada, malentendidos, problemas con el móvil, malas conexiones entre aviones o una enfermedad repentina de un familiar muy cercano. Éstas son algunas de las excusas más habituales de los jugadores para retrasarse a la hora de llegar a las concentraciones de sus equipos.

Muchas veces apelamos a una excusa que si se cambia el resultado se cambia totalmente el ángulo de reflexión de la misma.

Es la que se usa en torneos de formativas o infantiles.

Si perdemos, la excusa del fracaso es que fuimos con una categoría dos años más chica, pero si se ganaba era ganamos a pesar de jugar con una categoría más chica.

Siempre me hago la misma pregunta en estos casos ¿quién dice que haciendo jugar a jóvenes futbolistas contra jugadores más grande de edad, talla, físico, es conveniente o positivo?

Lo otro es que siempre los equipos solo valoran los resultados, pero para justificar un fracaso, apelan a la cantidad de minutos jugados por jugadores jóvenes.

Fue un fracaso, pero jugaron 3 jugadores categoría 2005, por ejemplo.

Se sobresalta un objetivo que no estaba al inicio entre los principales, pero justifica o se intenta justificar una muy mala temporada.

Quien se excusa, se acusa. Es una gran verdad, puesto que este tipo de comportamiento evidencian, un tipo de autoengaños con los cuales salvaguardar la propia autoestima o realidades más profundas que uno no quiere asumir, como, por ejemplo, la indecisión, la inseguridad, la inmadurez o incluso el miedo.

Cada vez que detectemos que alguien nos dé una excusa es importante no dejarla pasar. Lo más recomendable es confrontar, obligar a quien tenemos delante a que sea sincero, en especial consigo mismo.

Hay que evidenciar de forma respetuosa que una excusa es una mentira, pero una mentira que la persona se dice a sí mismo.

Si las excusas son tus salvavidas, lánzate y aprende a nadar. Son muchas las personas que recurren a las justificaciones más imaginativas para no afrontar aquello que les da miedo y que postergan.

En el deporte el miedo va mas a la perdida del trabajo, justificar una derrota o una mala temporada, sabiendo que los errores u horrores fueron nuestros, etc.

Si alguien quiere ser respetado y, sobre todo, sentirse bien consigo mismo, debe dejar a un lado las excusas y simplemente, actuar, afrontar, resolver, transformar.