El costo de un gol

Buenos Aires. Todo gol tiene su precio. A veces excesivo y en otras no tanto, siempre hay que hacer algún canje para apropiarse de semejante alegría.

Y en el caso de Roberto Zywica, el importe a abonar fue más que exagerado. Volante tapón del River Plate de 1966, cuando el equipo era esclavo de la mala fortuna y no podía salir campeón, Zywica no era un jugador de coquetear con la red. Pero un día se le dio.

Ermindo Onega desbordó por la orilla derecha, tiró el freno de mano, desestabilizó a su marcador y envió el centro. Zywica apareció por el medio del área. La pelota hizo escala en su pie y luego aterrizó en la red. River le ganaba 1 a 0 a Huracán en Parque de los Patricios y el volante salió disparado a vociferar la conquista. Los felices gritos de Zywica se escucharon hasta en la Base Marambio.

Festejó, saltó, deliró. Pero de repente se empezó a ahogar por el esfuerzo realizado y tuvo que salir. En un fútbol que todavía no conocía el banco de suplentes, River tuvo que jugar diez minutos con un hombre menos por la falta de aire del goleador de turno, quien recibió abundantes insultos de parte de compañeros e hinchada. De ahí en adelante, el mediocampista pensó dos veces antes de romper un arco. www.superfutbol.com.ar.