La historia de: Didier Yves Drogba

Un 11 de febrero de 1978 nació en Abidján, Didier Yves Drogba, el mejor deportista que haya dado este país al mundo, y uno de los mejores jugadores de fútbol del planeta en la actualidad.

«Tito», como era conocido por sus familiares y amigos durante su infancia, repartió su niñez entre su Costa de Marfil natal y Francia, su país de adopción.

A pesar del rechazo de sus padres, una pareja de empleados de banca de Abidján, a que el pequeño Didier abandonará su casa, el «hijo pródigo» de Costa de Marfil abandonó su país con 5 años.

Michel Goba, el tío de Drogba, se ganaba la vida en Francia como futbolista profesional, y fue quien aconsejo a sus padres enviar a Didier a Francia para que «tuviera oportunidad de triunfar en la vida». Allí Dider pasó 3 años entre Brest, Anguleme y Dunkerke. Y con 8 años regresó a su país para reencontrarse con sus padres. Todo iba bien para «Tito», disfrutaba de su familia, de sus amigos, y del fútbol en su barrio, el distrito de Yopougon Sicogi, donde los parkings de coches se transformaban en auténticos estadios donde Drogba ya despuntaba. Sin embargo, en 1989, una grave crisis económica sacudió a todo el país, y los padres de Didier perdieron su trabajo, la situación era muy crítica y optaron por mandar de nuevo a su hijo a Francia junto a su tío.

En el país galo Drogba fue creciendo, no sólo como persona, sino también como jugador de fútbol. En 1993, el marfileño se muda a París para vivir con sus padres, que definitivamente habían abandonado Costa de Marfil por los problemas económicos. Es en los suburbios parisínos donde empieza a forjarse un nombre al firmar su primer contrato con un club profesional: el Levallois. Por entonces contaba con 15 años.

Drogba permaneció en el club parisino durante dos temporadas (94-94 y 95-96), convirtiéndose en la estrella del equipo y dejando un gran recuerdo entre los empleados, como así lo atestiguan las palabras de Srebencko Repcic, director técnico del Levallois: «Nunca iba a discotecas antes de los partidos, como hacían el resto de compañeros».

Aunque con el Levallois Drogba llegó a jugar en la Segunda División francesa, sus retos eran mayores, y su siguiente objetivo era jugar en «Le Championnat». Clubes importantes como el Paris Saint Germain ya se habían interesado por él. Pero la mala suerte se cruza en su camino y con 19 años se rompe el pie, una grave lesión que le mantendrá fuera de los terrenos varios meses, aún así, el Le Mans, un club que ya se había interesado por él antes de este incidente le fichó para ponerle a prueba.

En el modesto club francés conoce a la persona que marcará su vida como futbolista, Marc Westerloppe, el entrenador del club de la región del Sarthe. Sobre él Didier siempre tiene palabras agradables: «Me preguntó si quería ir a jugar al Le Mans y luego me dio todo lo que soy ahora». Cuatro temporadas estuvo Drogba en este club, hasta que mediada la temporada 2001-2002 dio el salto a la primera división de la mano del Guingamp.

En el club de la Cótes-d’Armor, se produjo el definitivo despegue del marfileño como futbolista. Tras una primera temporada un poco escasa en minutos, en el curso 2002-2003 Drogba juega 34 partidos con los rojinegros, anotando 17 goles, y su precio aumenta exponencialmente. De 150.000 euros por los que el Guingamp le había adquirido, el club pasó a venderlo al Olympique de Marsella por 6 millones de euros.

Con su fichaje por el Marsella, Drogba cumple otro de sus sueños: fichar por un club grande. En Marsella, donde permanece sólo durante una temporada, sigue marcando goles con gran facilidad. En total anota 19 goles en 35 partidos, que le valen para alcanzar la final de la Copa de la UEFA, en la que su equipo cae derrotado frente al Valencia. Ese año Drogba es elegido Mejor Jugador de la Liga Francesa.

Tras superar un nuevo reto, y habiéndose convertido ya en internacional por «Los Elefants» (apelativo por el que se conoce a la selección nacional de su país), Didier se plantea nuevos desafíos, que pasan por jugar en una liga más potente que la francesa. Con estas circunstancias, el Chelsea del multimillonario ruso Abramovich se interesa por sus servicios, y en el verano de 2004 el jugador marfileño se convierte en el fichaje más caro de la historia del club londinense, que desembolsa 24 millones de libras por su fichaje.

En Inglaterra, de la mano del laureado técnico portugués José Mourinho, comienzá a amontonar títulos: tras ganar la Copa de la Liga a principio de temporada, se proclama campeón de la Premier League, consagrándose como uno de los pilares del equipo más temido del mundo. En la temporada actual parece que el título de campeón de liga recaerá de nuevo sobre el conjunto inglés, y Drogba podrá aumentar así su leyenda. Leyenda que ha conseguido al echarse al equipo a las espaldas para clasificarlo para el Mundial de Alemania 2006, y plantarlo en la final de la Copa de África.

Cuando Costa de Marfil logró calificar para el Mundial de Fútbol del 2006, Drogba usó el inmenso prestigio del que goza entre sus paisanos para lograr un alto el fuego en su país, sumido en una sangrienta guerra civil de cinco años.
La forma cómo consiguió que los bandos en guerra aceptasen la paz fue increíble: momentos después del partido donde logró que Costa de Marfil se clasificase para el Mundial de Fútbol del 2006 en Alemania -en el vestuario y rodeado de sus compañeros-, Drogba tomó el micrófono, se puso de rodillas frente a las cámaras de televisión transmitiendo en vivo para su país, y rogó a los dos bandos que depusiesen las armas. En una semana se había logrado el cese el fuego.

Este domingo, podría decirse que no hay medio de comunicación en el mundo, que no lo llame héroe por el histórico triunfo del Chelsea en la Champions, pero más allá de eso, organizaciones benéficas celebran que emplee su prestigio deportivo en cruzadas por la paz, la salud, el deporte y la educación.

Con frecuencia visita las zonas pobres de Costa de Marfil y gestiona ayuda humanitaria, a través de la Fundación Didier Drogba. «Cuando visité un hospital en Abiyán este año, (2009), yo estaba sorprendido por las terribles condiciones. Oímos hablar de todas las enfermedades incurables, pero estos niños tienen las mismas probabilidades de morir de diabetes, porque no hay insulina disponible. Fue entonces cuando decidí que el primer proyecto de la fundación debía ser construir y financiar un hospital dando a las personas la atención sanitaria básica y una oportunidad para mantenerse con vida», manifestó.

Ese mismo año, donó tres millones de libras (casi cuatro millones de dólares) que había recibido de un contrato publicitario con Pepsi, para construir un hospital – orfanato para los niños víctimas de la guerra.
Cuando un periodista -que visitó su país natal y vio lo que estaba haciendo por él- le preguntó por qué no había mencionado la construcción de ese hospital a la prensa, contestó: «No siento necesidad de decir nada a nadie de lo que soy en África. Sé por lo que estoy luchando, y eso es todo lo que importa».

Hoy, sus admiradores celebran y aplauden su humildad. En los minutos decisivos, este sábado, justo antes de cobrar los penales que le dieron al Chelsea la Champions, Drogba permanecía arrodillado al lado de sus compañeros, orando. ¿Qué estaría pensando? Sólo él lo sabe, pero lo que sí conoce el mundo es que la Copa Europea ahora está en manos de «los azules».