Sentencia

Tengo muchos amigos en Querétaro, donde estudie cuatro años. Me llamaron algunos con quienes mantengo permanente comunicación para preguntarme, inmensamente preocupados sobre el futuro del equipo y mi pronóstico respecto a quien es el candidato para el descenso.

A todos les encanta el fútbol y siendo profesionistas veteranos han vivido las peripecias de sus Gallos Blancos que no han podido recuperar su esencia porque su verdadero equipo ya desapareció o lo desaparecieron. Empero, con fidelidad han seguido las peregrinas imitaciones de lo que tanto quisieron.

No dudé en decirles que se resignen a un nuevo descenso y una desaparición. La sentencia está determinada y los verdugos ejecutores son los árbitros, con la infame consigna de salvar a otros como Santos y Pumas. Resulta inútil alentar para que se ponga mucha atención a los trabajos que hacen los silbantes con el Querétaro.
Aarón Padilla, increíblemente el jefe de todos ellos, dirá cada semana que cuentan con el normal defecto de equivocarse porque para eso son humanos, auque sean los mismos que nunca se equivocan con los llamados poderosos. Aplican la ley aquella de que al perro más flaco se le cargan todas las pulgas.

La inmensa barbaridad cometida por José Luis Camargo es el claro aviso de hacia donde va la tendencia de salvar a quién y perjudicar a otro. Querétaro no representa nada para el negocio auque cuente con uno de los mejores estadios, buen aeropuerto y excelentes vías de comunicación.

Querétaro tiene un historia de calvario. Hubo una ocasión que luchando por el ascenso estando en Segunda División. En aquel desaparecido Estadio Municipal, en un juego decisivo contra el Atlante, de lo que fui testigo, un abanderado curiosamente de la tierra queretana, les endilgó un tiro de esquina en contra inexistente de donde nació el gol con que los atlantistas lograron el regreso a Primera División.

Me da pena e inmensa tristeza que se tenga la malévola sentencia. Me llama la atención especialmente por Salvador Reyes que siendo un técnico joven se tendrá que resignar a la impotencia y sin duda a la increíble decepción del inservible esfuerzo de su directiva y jugadores. Yo diría que no se vale pero sin duda Aarón Padilla, el vanagloriado con enorme honradez, sabe que hay un sentenciado y ese es Querétaro.

Cada semana se verán situaciones enormes y maravillosas. Recomiendo a los queretanos que todos sus futuros encuentros los disputen bajo protesta. Y si de alguna manera aparece José Luis Camargo en su camino, previamente levante un acta notarial y no salgan a la cancha. Algo tienen que hacer para descender con orgullo y la frente en alto. Y si luego los desaparecen, estén seguros que tienen ganado el cielo.

Por Gilberto Ramos Camacho Periódico Esto de México Día 16 de febrero del 2007.