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Cuando el sueño del fútbol se convierte en pesadilla

Nota de Eduardo Hernández Castro.
Al término de cada torneo, se cuentan por decenas los futbolistas mexicanos que se quedan sin empleo. Muchos de ellos recurren al futbol llanero antes de aceptar la dura realidad de comenzar una vida nueva.

El sitio oficial de la Liga MX lo confirma, Juan Carlos Mosqueda está registrado como mediocampista de Veracruz para el Clausura 2017. El futbolista al que llaman ‘More’ y alguna vez fue catalogado como sucesor de Cuauhtémoc Blanco, fue activado por los Tiburones Rojos en el futbol profesional después de casi dos años de inactividad, su último partido había sido con Lobos BUAP, en el torneo de Copa MX, en septiembre del 2015.
“Si no muestran una mejoría, como no tienen contrato firmado, hasta que no los vea jugando y merecen un sueldo, no cobran”, dijo Carlos Reinoso, entrenador de Veracruz, quien admitió a Juan Carlos Mosqueda y Darwin Chávez como refuerzos del equipo, pero sin certeza de recibir ingresos.
¿Por qué aceptar la oferta de un equipo que tiene en nómina 20 futbolistas extranjeros y cuyos problemas financieros y porcentuales son conocidos?
Aunque no existen cifras oficiales sobre el desempleo en el futbol mexicano, retomando datos de la Comisión del Jugador, entre 2010 y 2015, un total de 2,264 futbolistas acudieron al organismo para registrarse al Draft de transferencias del balompié nacional en la modalidad de futbolistas libres; es decir, que al momento de cada régimen de transferencias no tenían contrato vigente con algún club profesional.
“Es un sueño que te hace vivir fuera de la realidad”, indica Fernando López, ex defensor que jugó para Necaxa, América y Atlante, y quien estuvo desempleado dos años, en referencia a la atmósfera que rodea al futbol profesional y que deja a sus integrantes en la incertidumbre en el desempleo.
“Es difícil porque es un cambio radical, te acostumbras a un estilo de vida durante 10 o más años, donde prácticamente es un trabajo donde te pagan por algo que te gusta y, además, te pagan muy bien por hacerlo”, señala Fernando López.
¿A qué se refiere el ex defensa que tuvo que emigrar a República Dominicana para seguir en el futbol?
Fernando recuerda que mientras se tiene contrato, el tiempo destinado a la profesión es muy poco, de dos a cuatro horas diarias en los entrenamientos y asuntos relacionados con el club, y aunque los fines de semana existen los juegos, el resto del tiempo es libre para los jugadores, quienes no se preparan para una eventual falta de trabajo.
Fernando se quedó sin club, y por lo tanto sin trabajo, en 2014, cuando Necaxa no quiso renovarle el contrato. La depresión, la soledad y la falta de confianza en sí mismo, agobió al jugador de para entonces 30 años. Toda la rutina que practicó durante 11 años, de pronto, se esfumó.
“Muchos de los que pasamos por eso venimos de familias de muy escasos recursos y lo ves como un sueño perdido y de pronto regresas a una realidad a la cual no ganas dinero, no tienes los ingresos que tenías, cambiar en un instante el estilo de vida, sí es muy difícil, porque no puedes hacer muchas cosas, darte gustos”, reflexiona Fernando López.
De pronto, las cuentas de 20,000 pesos en restaurantes, salir de las tiendas de ropa con bolsas llenas en las manos, los autos deportivos y las propiedades ya no pueden costearse. El pensamiento financiero del futbolista profesional es como la de un inversor en la bolsa de valores. Todo gasto tiene una promesa de que con el siguiente contrato se va a recuperar el monto de la inversión.
“En la vida del futbolista trabajas muy poco y ganas mucho”, menciona el ex defensor, quien recuerda encuentros con ex compañeros que nunca llegaron a construir un patrimonio porque aquel contrato que les resolvería su vida, nunca llegó, o simplemente, no se dieron cuenta que había llegado y no hubo previsión.

Fernando López jugó en el América de Jesús Ramírez en 2010.
Fernando encontró en la religión el salvamento para retomar su vida y trayectoria. Al predicar la palabra de Dios, pudo relanzar su carrera, se arriesgó para salir del país, a jugar con el club Bauger de la República Dominicana.
Mientras eso sucedía, hasta 2016, el defensa pasó casi dos años desempleado y recurriendo a los torneos del circuito del futbol amateur, los torneos de la Central de Abastos, del Deportivo Lázaro Cárdenas y algunos torneos de la periferia de la Ciudad de México, donde también el nombre de Juan Carlos Mosqueda se hizo conocido y recurrente entre las personas que tienen equipos y solicitan los servicios de ex profesionales.
Son las llamadas talachas, que en el argot del futbol se refiere a los futbolistas que pasaron por el profesionalismo, pero que recurren al futbol llanero para sacar unos pesos. Quienes conocen el ambiente indican que las tarifas van desde los 500 pesos por partido, hasta los 1,500 0 3,000 pesos si el personaje en cuestión tuvo una amplia trayectoria en el Máximo Circuito.
“Se juntan dos cosas, la necesidad y el gusto, porque necesitas ingresos en tu vida y lo otro por la pasión, porque te gusta el futbol”, justifica Fernando al recurrir a las talachas.
Jugadores como Víctor Gutiérrez, Andrés Chitiva, Luis Alfonso Sandoval, Salvador Carmona, son refuerzos frecuentes en los torneos amateur, y quienes tras el retiro, el desempleo o la indisciplina ahora encuentran en los torneos amateur una forma de vivir.
“Hay mucha gente que vive de eso”, señala Fernando López, quien recuerda haber visto a jugadores profesionales, que sin llegar a Primera División, renuncian al atarse a un club con un contrato, porque en las talachas pueden llegar a recibir hasta 30,000 pesos mensuales, dinero que no alcanzarían en el futbol profesional.
Juan Carlos Mosqueda, quien recorrió las canchas del Deportivo Lázaro Cárdenas de la delegación Venustiano Carranza, volvió al futbol profesional el 15 de enero del 2017, con el equipo sub-20 de Veracruz. El More, ha sumado 264 minutos en tres encuentros y no ha sido requerido por Carlos Reinoso para el primer equipo de Veracruz.
Eso sí, el técnico chileno días después de que aceptara que Mosqueda y Chávez obtendrían su sueldo según su rendimiento, aclaró que los futbolistas sí tienen contrato y un sueldo, eso que hace la diferencia entre el futbolistas profesional y el desempleado, el que recurre a la talacha para sobrevivir y no caer en la ansiedad de ver como ese sueño llamado futbol se termina.

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