La historia de la vida de Franck Ribery

Con cada sonrisa que dibuja en su rostro, cuenta su historia. La vida se encargó de hacerlo disputar finales desde que abrió los ojos por primera vez. Al nacer, sus padres lo abandonaron en un convento de monjas. Dos años más tarde, sufrió un accidente vehicular mientras viajaba en el asiento trasero de un auto. Con el choque, el francés salió expulsado del lugar en el que estaba y su rostro dio contra el parabrisas, ocasionándole una serie de cortes los cuales derivaron en cicatrices que luce hasta el día de hoy. De ahí que su apodo sea ‘Scarface’, famosa película protagonizada por Al Pacino.

“De pequeño se burlaban de mí y me escondía a llorar en un rincón. Pero eso me ha ayudado en la vida”, aseguró alguna vez Ribéry, quien fue echado del convento en donde vivía por revoltoso.
Desde pequeño mostró amor por el fútbol y en lugar de ir a clases escapaba para ir a jugar fútbol con los niños del barrio. La rebeldía del futbolista lo llevó a ser expulsado del convento.
Tras la expulsión, Ribéry consiguió un trabajo como albañil para sobrevivir a las dificultades que enfrentaba en esos días. El goleador francés trabajó varios años y ahorró para invertirlo en lo que más anhelada: el fútbol.

Con el apoyo de Wahiba Belhami, su novia en esos días y actual pareja, inició su carrera profesional en el fútbol con el Unión Sportive de Blougne Cote d’Opal, luego pasó por el Alès, Brest y Metz, equipos en los que no obtuvo protagonismo.

Pero la vida de Ribéry cambiaría al emigrar a Turquía, cuando probó suerte con el Galatasaray. El francés no jugó mucho, pero le valió la oportunidad de ser adquirido por el Olympique de Marsella, equipo que le brindó la oportunidad de brillar.

Su desempeño en el equipo de Marsella lo llevó a la Selección de Francia y a disputar la Copa del Mundo 2006. A partir de allí inició la historia reciente de Franck Ribéry, uno de los mejores jugadores en la actualidad.