Una imágen vergonzosa y mil interrogantes.

Una imagen vale más que mil palabras, dice el dicho. Ésta que presentamos en este post habla por sí sola. Ocurrió en el choque que protagonizaron en Bratislava Eslovaquia y Polonia. Ultras polacos, de lo peorcito que hay en Europa (basta con ver un partido del Legia o del Wisla), copaban un fondo del estadio en el Tehelne Pole. Aún no había comenzado el encuentro y los radicales polacos ya comenzaron con su recital de bengalas y barbarie, hasta montar un incendio en su fondo. Intervino la policía para poner orden y se desató una batalla campal que desencadenó en esta cruda fotografía, la de un policía eslovaco sacando una pistola y apuntando fijamente a los ultras, un policía que parece dominar sus impulsos irracionales, aunque siempre nos quedará esa duda razonable. Escalofriante.

La imagen va a tardar muy poco en dar la vuelta al mundo y refleja, a mi entender, la impotencia que hoy en día tiene la policía para atajar la violencia de los grupos ultras, tan al alza en los países de Europa del Este. Es una foto, además, que aviva el debate generado por la sanción de la UEFA al Calderón. Explicó la organización que preside Michel Platini que no se podía tolerar el desproporcionado empleo de la fuerza de la policía española. ¿Qué dirá ahora la UEFA? ¿Se mojará o no lo hará por tratarse de un encuentro FIFA? ¿Promoverá una sanción ejemplarizante para el estadio de la selección eslovaca como ha hecho con el Calderón? ¿Es justo que se sancione a la Federación de Eslovaquia por los incidentes protagonizados por ultras polacos? ¿Tiene derecho un policía a sacar su revolver en un estadio si ve en peligro su integridad física? ¿Cómo se ha llegado hasta una situación tan dramática? ¿Quién gestionó las entradas a los radicales polacos, con fama en todo el continente?

Sanciones como las del Atlético de Madrid, con las que implícitamente se da cobertura a los radicales ante los cuerpos de seguridad, sientan un peligroso precedente en el concierto europeo. En determinados países europeos el fenómeno ultra está tomando tintes parecidos al de las barras sudamericanas. Hasta hoy, no obstante, no habíamos visto una pistola en unas gradas de nuestro continente. Y la verdad es que asusta. A ver qué dice la UEFA, la FIFA o quien corresponda. Puede que vaya siendo hora, por ejemplo, de prohibir los desplazamientos de aficiones conflictivas antes de que la pólvora aturda al fútbol en su propia casa. La pistola del policía simboliza una enorme frustración ante un fenómeno hasta hoy incontrolable que debe ser abordado, desde ya, con el máximo rigor posible. Por cierto, perdió Polonia.

Juan Baeza. Notas de Fútbol.